Nuestra Señora de La Merced en la Cruz Grande

Nuestra Señora de La Merced en la Cruz Grande

Sobre el antiguo camino de arenales que van al Valle de la Margarita, para los tiempos que se trazó la calle que comunica Porlamar con El Valle del Espíritu Santo, existió un viejo alambique dónde se destilaba el famoso «Ron Cruz Grande«, propiedad para ese entonces del señor Mercedes Marín.
Según declaraciones dadas por el vecino Braulio Vásquez, nos refiere que el señor Mercedes no quiso donar un pedazo de su terreno ocupado por su alambique para que la carretera se trazara debidamente y la capilla se construyera bien centrada.

Al parecer, está actitud le procuró un castigo que le traería consecuencias por tratarse de un personaje que se dice tenía pacto con el maligno y murió demente en Caracas atado a una camilla.
Según recoge el relato, el señor Mercedes se arrepintió y después estuvo de acuerdo con la construcción de la capilla, Pero debió ser demasiado tarde. En desagravio la esposa de Mercedes Remigio Marín, la señora Asunción R. de Marín donó la imagen de Ntra. Sra. la Virgen de la Merced que se venera en la capilla. Es una escultura de busto estilo español importada por la firma comercial «Casa Aranda»; en su base posee dos placas que dicen: «Donada por la señora Asunción R. de Marín a la capilla de la Santísima Cruz del caserío de Cruz Grande. Porlamar diciembre de 1957» y la otra: Casa Aranda»

Esta imagen representa a la madre de Dios con su niño cargado en su brazo derecho, portando un cetro en el brazo izquierdo y posada de pie sobre la bóveda terrestre de color azul. Advocación que tiene su inicio, cuando el 1 de agosto de 1218 la Virgen María —en su advocación de Virgen de la Merced— se apareció por separado a 3 ilustres personajes de Barcelona: a Pedro Nolasco, un mercader quien sería el fundador de la Orden de la Merced; al rey Jaime I de Aragón, conocido como el Conquistador, y reinante en aquel momento en la Corona de Aragón, y a Raimundo de Peñafort, fraile dominico, maestro general de su orden de predicadores, y confesor del primero. Diez días después de la aparición, los tres caballeros se encontraron en la catedral de Barcelona y compartieron haber tenido la misma aparición: la Virgen María les pedía la fundación de una orden religiosa dedicada a la redención de los cautivos. Sería la Orden de la Merced para la redención de los cautivos. Hoy recurrimos a ella como patrona de los cautivos o privados de libertad, solicitando su misericordia para tantos presos de conciencia que imploran su libertad.

Recopilación: Fernando Fernández Fermín / La Cruz Grande de Porlamar 24/09/2024

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