Palestra Insular: Chica Guaca

De Punta Brava el hermano de Pedro García fue un líder importante de su comunidad. Era un hombre de pequeña estatura que siempre vistió lo más humilde posible con un jeans o un pantalón corto y una gorra de Magallanes que nunca le faltó en su cabeza por siempre. Dicen muchos robleros que Francisco García estuvo en los campos de entrenamiento del equipo Magallanes cuestión que nunca se probó y quedó como una leyenda de este pueblo insular. Y es que Chico tenía muchas mañas como jugador de pelota, picardía criolla que la usaba para enyoyar la pelota cuando le tocaba servir de pitcher en la pelota caimanera.

En los terrenos donde jugamos los peloteros de Los Robles siempre estuvo presente la imagen del Magallanero Chico Guaca que así lo llamaban en Punta Brava porque estuvo por varios meses en ese pueblo del estado Sucre.

Lo cierto es que Chico Guaca ejerció un liderazgo importante en la pelota roblera y apostó a su equipo de Punta Brava. Sabía tanto de pelota que sabía diferenciar entre un pelotero bueno, uno regular y uno malo porque aprendió a conocer las habilidades de cada pelotero. Eso si era un hombre que respiraba beisbol en todas sus actuaciones de cada día.

Chico Guaca formó parte de los equipos de la pelota caimanera roblera en esas batallas fratricidas que se daban en los distintos terrenos. En los predios de Petra Rancho, en el Conuquito, en los espacios del Pozo El Toco, en el Cementerio Viejo, en la Guamachera arriba, en El Tamarindo y en todos los espacios de la pelota roblera.

A Chico Guaca siempre lo veíamos dando un consejo a los peloteros sobre la forma de blandir el bate, de como colocarse en el plato, de si está sacando el bate retrasado o adelantado, de como batear la curva o la recta y la manera de correr las bases o de como ubicarse en el cuadro interior o en el outfielder ante bateadores zurdos o derechos.

La sabiduría de Chico Guaca lo hacía dar opiniones contundentes a la hora d realizar sus análisis sobre cualquier situación de juego, pues evidente que este hijo de Juana y hermano de Tella.

Chico Guaca, Pedro García y Tella tenían como defecto de fábrica que metían una de sus piernas a la hora de caminar o correr. Parecía una caminar de herencia dejada òr la familia porque todos caminaban de la misma forma.

A veces veíamos a Chico Guaca sentado bajo una mata observando una partida de caimanera para ver las fortalezas y debilidades de cada equipo y de ver como se le pitchaba a cada jugador para sacar los outs. Le gustaba jugar en el cuadro interior o pitchar porque como era un hombre pequeño tenía más movilidad en el cuadro interior.

Eran los tiempos de las caimaneras en los arenales de Los Robles con apuestas importantes en plata lo que hacía que los jugadores lo dieran todo en el campo para defender con pasión los colores de su equipo.

Entre los jugadores más destacados de la pelota roblera encontramos a Sergio “Teto”, Juan el de Ana, Chentico el de Lita, Gerson Avila, Conchito Guayamate Ramos, Alí Rosas, Tobías Mendoza, Oscar González, Checo Suárez, Natalio Guerra, Che el de Vaya, Juan Marín, José el de Yeya, Tito Guerra, Oswaldo Rosas, César Luís “Guatán” Rosas, Cheo el de Liberato, Chico el de Chan, Asnaldo Avila, Licho Querepare, Nelson Avila “el Abogado”, Chucho el de Antonio José, Benito “Pajarito”, Asdrúbal el de Seberiana, Efrén Mendoza, Chu Parrilla, Chico Guaca, Pedro Luís Dubén, Luján Dubén, Chuito el de Juan Martínez, Cuchito Mago “Miñinga”, Carlitos el de Pilla, Minguito Luna, Chu “Gato Humano”, Pelón y tantos otros que jugaron pelota en Los Robles.

Ahí siempre estuvo Chico Guaca con su gorra del Magallanes marcando distancia y dejando huellas imborrables en la memoria colectiva de un pueblo que fue dejando atrás los recuerdos de la pelota roblera.

Pocos managers como Chico Guaca y Fonseca Salgado destacaron en la pelota sabanera roblera, pues estos dos consagrados de la pelota margariteña siempre estuvieron presentes con sus jugadas suicidas para ganar un partido de pelota en el último inning.

Nunca olvidaré los consejos que me daba Chico Guaca en cada oportunidad que podía hablar con ese líder de la pelota roblera que siempre tuvo la mano amiga y el buen consejo para mejorar las condiciones peloteriles de cada uno de nosotros.

Chico Guaca fue siempre un hombre humilde que sin hacer  ruido se ocupaba de ver los talentos beisbolísticos de su pueblo y se acercaba a ellos para dar un consejo  que le permitiera al jugador ver que posición era la más adecuada de acuerdo a su tamaño, a su contextura y a su nivel de inteligencia. Eso fue Chico Guaca un maestro del beisbol.

Recopilación: Manuel Ávila (Cronista de Nueva Esparta)

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