La Jota tiene bastante similitud con la Malagueña en su contenido expresivo nostálgico y melancólico, diferenciándose de esta porque su melodía está construida en tonalidad menor, aunque en nuestra región existe un tipo de Jota que se canta en tonalidad mayor en compás de 2/4 con acompañamiento tipo habanera y alternancia de tónica y dominante, versos octosílabos y con un detalle que la ubica en el mismo estilo de la Jota Aragonesa, consistente en un acorde mayor sobre el VII grado rebajado o bemolado. A esta Jota también se le hace acompañamiento en ¾ igual al de La Malagueña.
Los tipos de Jota más conocidos en Margarita están en tonalidad menor, una que se canta con versos octosílabos y otra con versos dodecasílabos y siempre con la presencia de la cadencia Andaluza, la cual a veces se presenta en el primer verso y otras veces en el tercer verso. La Jota también se cantó en los Velorios de Cruz al igual que el Punto (ya no se hace). La versificación que se utiliza para cantar la Jota al igual que la Malagueña debe tener un contenido poético de altura, jamás se ha utilizado la Jota como estilo de controversia o para expresar contenidos humorísticos y picarescos, muchísimas veces se cantó a capella, ya que en todas las labores del diario acontecer insular, formaba parte de su medio ambiente, desde el canto de cuna hasta la faena más fuerte.
La Jota es un estilo que probablemente entró a Margarita en el siglo XVIII, procedente de las Islas Canarias, donde se ha cultivado como un baile, consecuencia o variante del Fandango, lo cual cuestiona la teoría acerca de su origen árabe.
Fuente: Libro «La Música Tradicional Neo-Espartana» de Alberto Valderrama Patiño
Foto cortesía: El Sol de Margarita
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