Pablo Romero Millán, pudo haber sido sacerdote, pero un problema de salud (tétano), lo llevó a cancelar su viaje a España y este proyecto que acarició siendo monaguillo en La Asunción, queda atrás.
Se hace carpintero y luego maestro. En ese proceso decide irse a la ciudad de El Tigre, Anzoátegui y allá encuentra los argumentos que logran templar su ser. Se involucra en las luchas sindicales y por esa lucha llega a un calabozo.
Sale de la prisión y se incorpora desde ese momento al trabajo cultural. Está actividad, fue el argumento que le dio solidez y consistencia a su vida. Con el trabajo cultural, Pablo Romero Millán estuvo totalmente comprometido.
DÉCIMA
Pudiera leerse así, como una sinéresis
Pablito el tacariguero
su presencia fue esencial,
en el campo cultural
destacó con gran esmero.
Un luchador verdadero
del pueblo neoespartano
dió a la cultura la mano
con razón y con conciencia
fue un hombre de consistencia;
excelente ser humano
Texto y Décima: Evaristo Marcano Marín
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