Venezolano dirige un núcleo del sistema de orquestas juveniles e infantiles de Perú

Kenny Romero es un venezolano de 36 años, oriundo de Maracaibo, que estudió ingeniería geodésica, disciplina que analiza la superficie terrestre, su composición y estructura, pero su pasión por las artes lo llevó a aprender música y dedicarse a ella durante más de 15 años. Aprendió a tocar instrumentos de percusión, integró varias agrupaciones musicales en su mayoría de gaitas, fue profesor de coro y lenguaje musical.

Estuvo en el Sistema de Orquestas y Coros Juveniles e Infantiles del estado Zulia, fundó el coro sinfónico en el año 2008, fue director musical y fundador del núcleo en Santa Lucía en Maracaibo, labores que desempeñó hasta el día que decidió emigrar de Venezuela.

Llegó a Perú en el año 2016 y, como la mayoría de los migrantes, se adaptó a oficios que ni siquiera había hecho en su natal Maracaibo. Trabajó como mesero, ayudante de cocina y personal de limpieza en varios restaurantes durante algunos meses.

Romero contó que estar dispuesto a todo fue la llave que le abrió la puerta de grandes oportunidades en Lima. Sin embargo, reveló que uno de los principales obstáculos como músico en el extranjero es el reconocimiento del país al que se emigra. Y como todo comienzo, expresó que no fue fácil dar a conocer su carrera y trayectoria musical en el país andino.

Es por ello que tocó todas las puertas para tratar de vivir de la música. Trabajó en diferentes orquestas de salsa como cantante, presentándose en discotecas todos los fines de semana, empleo en el que la remuneración era baja y el agotamiento físico cada vez mayor.

En su constante búsqueda de dedicarse a la música como lo hacía en Venezuela, le envió un correo electrónico con su hoja de vida a Juan Diego Flórez, el máximo representante de la lírica peruana y fundador de Sinfonía por el Perú, un proyecto con 21 núcleos de enseñanza musical y en el que Kenny se convirtió en director de uno de ellos.

Desde hace cinco años asumió el reto de formar parte de Sinfonía por el Perú, y es que después de atreverse a enviar el e-mail, sabía que las oportunidades no iban a llegar por arte de magia. Actualmente dirige el núcleo de orquestas juveniles e infantiles en el Rímac, distrito de la capital peruana en el que se ha ganado el cariño y respeto de decenas de familias peruanas que lo consideran como un hijo, hermano, tío y excelente profesional.

«Dirigir un núcleo de orquestas en Venezuela es diferente a lo que se hace aquí. Al llegar a Lima y ver que contaba con los recursos e instrumentos sabía que podía potenciar el talento de los niños y jóvenes para grandes proyectos. Mientras que en Maracaibo me tocó demostrar sin recursos que necesitaba estos para nuestras presentaciones”, expresó Kenny Romero.

La música como salvavidas

Kenny manifestó que en sus hombros pesa una gran responsabilidad al dirigir un núcleo del sistema de orquestas en el que se desarrollan proyectos más allá de la música. Él explicó que en Sinfonía por el Perú, más que enseñar a tocar un instrumento musical y promover el desarrollo artístico de niños y adolescentes en situación de riesgo y vulnerabilidad, es transformar positivamente sus vidas para garantizarles un mejor futuro.

La filosofía y metodología del núcleo consiste en trabajar en equipo, dinámica en la que todos deben apoyarse para aprender, porque si uno de ellos falla, falla todo el sistema. Kenny detalló que en estas clases y ensayos se fomentan los valores en los que los niños y jóvenes sienten que pertenecen a una familia musical en la que se motivan a cumplir sus sueños.

«A través del núcleo los niños salen de un entorno de violencia, delincuencia o lleno de carencias y encuentran un espacio para sentirse queridos, importantes y su autoestima aumenta con el hecho de que saben música y aprenden a tocar un instrumento. En los conciertos sus familias se sienten orgullosos de ellos y eso me llena de satisfacción”, comentó.

En el núcleo que dirige Kenny han participado hasta 800 niños y jóvenes de escasos recursos económicos, que se han interesado por pertenecer a la Orquesta Sinfónica, orquesta de formación, al ensamble Puro Perú, conjunto folclórico y a los coros musicales. Sin embargo, con la llegada de la pandemia del covid-19, el presupuesto se redujo y los participantes también.

Con información de: El Diario

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