Desde los ocho años, Wladimir Rojas, oriundo de Porlamar, se ha dedicado a la música, es uno de los cantantes margariteños de gran trayectoria; aunque su fuerte son los boleros “viejitos”, está siempre presto a exaltar la música tradicional y subirse a la tarima para cantar algo de la Billo’s Caracas Boys.
Rojas nació un 23 de agosto de 1947, producto del amor de sus padres Anacleto Rojas y Devota de Rojas, quienes le inculcaron valores y ética, pero fue su ahora “hermano de la música y la vida“, Ibrahim Bracho, quien con unos años más de edad le enseñó a tocar el cuatro y el amor por la música margariteña.
Desde los ocho años a Rojas no le han podido sacar el cuatro de entre manos. La música es su pasión y fue su amor por esta musa el que lo condujo en sus años mozos y hasta en la actualidad, a cantar junto a uno de los grandes intérpretes del bolero, como lo es el puertorriqueño Chucho Avellanet.
Por 17 años, Rojas acompañó de gira al “gran cantante de los boleros de la época romántica“, en un paréntesis que hacía en su show de boleros y donde Rojas aprovechaba para enaltecer la música margariteña. “De allí en adelante han sido éxitos“, afirmó este cantautor porlamarense.
“Demasiado grande y emocionante el trabajo con Chucho. Demasiada vida. Eso me revivió“, recuerda Rojas, quien además hace seis años volvió a subir a tarima junto a éste, uno de los grandes los boleristas de América.
La vida musical de Rojas se vio empañada por cuatro años, cuando le diagnosticaron un nódulo en las cuerdas vocales. La depresión por dejar a un lado su gran amor, como lo es la música, lo mantuvo alejado de los escenarios. Pero como todo margariteño de pura cepa, la ferviente devoción por la Virgen del Valle y sus deseos de cantarle en su día, 8 de septiembre, hicieron que este hombre de voz fuerte y a la vez melódica dejara sus pesares para convertirse en un milagro de la Patrona de Oriente.
Rojas recordó que todo ocurrió en 2014 cuando estaba en una reunión familiar y había un grupo de músicos, entre ellos José Mota y Cheo González, quienes le animaron a que cantara allí, pero no quiso. Y ante esta negativa, le anunciaron que mejor se preparara porque tenía un compromiso el 8 de septiembre, para cantarle a la Virgen.
“Por tratarse de la Virgen del Valle, a quien quiero tanto, voy a echarle pichón“, dijo el cantautor, quien llegado el día deleitó a los presentes con un galerón y una malagueña, como si en su vida no hubiera tenido un nódulo, y hasta el sol de hoy sigue cantando.
“Mi forma de ser me ayuda a ser feliz. La vida no la tomo con amargura, aunque la cosa sea adversa, siempre estoy optimista”, pronunció este hombre, quien tiene más de 50 años junto a su esposa Alesis Rojas de Rojas, y de cuya unión nacieron sus hijos Wladimir Junior, Raúl, Luis Aníbal y Gladys Alexandra.
Pero no solo con canto, Wladimir Rojas deleita a sus fanáticos. Por muchos años, se dedicó a otra de sus pasiones, la locución y cada fin de semana presentaba su programa “Madrigales“, donde reunía a lo más granado de los temas clásicos del bolero y la música romántica, del repertorio latinoamericano.
Con información de: Karla Marval Esteves / Sol de Margarita
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