Notas lingüísticas: ¡El agua del (de la) mar está fría!

En estos días el sol ha estado implacable, y la temperatura ha subido a niveles casi insoportables. Como vallero -de Pedrogonzález municipio Gómez_ no pierdo oportunidad para darme un baño en playa Zaragoza. Quienes conocen esta bahía, saben que es una de las más hermosas y más frías de la isla. Ante el calor sofocante, aproveché la visita de unos amigos y familiares vacacionistas para invitarles a conocer la playa, asar “pescao fresco” y darnos un baño refrescante. Ya en la playa, mientras asábamos “pescaos” y conversábamos, alguien expreso: ¡_El calor está bravo, y uno va a darse un bañito, y el agua de la mar está fría demás! Por supuesto el comentario no llevaba ninguna intención lingüística, sino expresar dos realidades muy concretas; sin embargo, uno de los presentes increpó al primero diciéndole que no se decía “el calor”, sino “la calor”; fundamentando su apreciación en que “calor es un sustantivo femenino, y el artículo y el adjetivo deben concordar en género y número; por lo tanto la expresión correcta es “la calor está brava”; lo cual es cierto en la mayoría de los casos. En vista de esto, y para mediar un poco, intervine preguntándole al amigo ¿qué ocurría entonces con la expresión “el agua de la mar está fría”? Donde evidentemente se rompía la regla de concordancia entre artículo (el) y adjetivo (fría), lo que no restaba sentido y coherencia al enunciado. La conversación se tornó más interesante cuando alguien preguntó cuál era la forma correcta entre “el mar” y “la mar”. Para todo hubo explicaciones, unas basadas en la norma otras, en el uso.

En el caso de “calor”, del latín “caloris”, es un sustantivo ambiguo, por lo que ambas estructuras pueden ser usadas. El predominio de una sobre otra depende de los hablantes, y en mi opinión, se debe igualmente al fenómeno denominado “cacofonía” (sonido desagradable), que también se observa en estructuras tales como “la azúcar”, “una sartén”, entre otros. Para evitar la repetición del sonido /a/, normalmente utilizamos “el”, u otra forma gramatical que dé más armonía a la pronunciación: “pásame ‘el azúcar’”, “compró ‘un sartén’”. Esto permite también construir la expresión “el agua del (de la) mar está fría”.

Respecto a “el mar” o “la mar”; igualmente ambas estructuras son aceptables. Recordemos al inolvidable Jesús Ávila, quien las utilizó en dos de sus mejores canciones: “El Mar” (El mar, sólo el mar sabe mi pena…), y “El Guanaguanare(Vuela Guanaguanare picoteando / sobre las olas de la mar serena…). Sin embargo, para pescadores y marinos, la expresión correcta es “la mar”. Les he oído decir “La Mar es mujer, ella es como nuestra Madre: Nos da sus frutos, nos alimenta. Es más, a La Mar le viene la regla”. Para referirse a la “marea roja” o «hemotalasia» (del griego hemos, hematos: sangre y thalasos: mar). Época vedada para la extracción de mariscos y moluscos.

La diatriba lingüística quedó de lado cuando comenzaron a salir los sabrosos “pescaos asaos”. Todos se olvidaron de la complejidad y riqueza de nuestra lengua, del calor sofocante y del agua fría.

Texto: Prof. Celis Rodríguez Serrano / celisrose@hotmail.com / @CelisRodrguez      

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