Cuando de cuatristas legendarios se trata, no hay que dejar pasar el nombre de uno de los más importantes, quien ha dejado huella en el acetato. Ángel Vicente Rodríguez Pérez, conocido en el mundo artístico como «Ángel Pérez» «Copete E’ Paja«(Bautizado así por Simón Díaz), es un legendario «cuatrista» de música llanera, nacido un 23 de marzo de 1944. Su corazón y lugar de nacimiento, está dividido entre Las Mercedes del llano y Valle de la Pascua, Guárico, de donde provienen sus raíces.
Dio sus primeros pasos en la música a finales de los años 50 con su paisano y cuñado José Mercedes Álvarez «curpe«, quien tocaba el Arpa; también con Octavio Seijas con el que tocaba en fiestas en la finca «La Marrereña» a la entrada del pueblo, en Los paragüitos y en muchos bailes sabaneros. En su casa del barrio «el bosque», cerca de la calle Colombia, era normal que siempre se escuchara la música debido a que sus padres y tíos tocaban guitarra y eran famosos serenateros en el pueblo, les decían «los pelos de oro«.
Más adelante, ya un poco más fogueado, comienza a hacerse sentir, una vez que integra el conjunto del maestro Alfredo Tenepe cuando esté residía en Las Mercedes del llano; con él comienza a realizar diferentes giras hasta qué pasa a formar parte del conjunto “Los guariqueños» de Ángel Custodio Loyola; allí tuvo una larga estadía logrando realizar sus primeras grabaciones.
Ya como todo un profesional del cuatro se establece definitivamente en Caracas, donde comienza a tocar y grabar con los artistas más importantes, e integró los conjuntos más representativos de la época, tales cómo: «Los copleros del camino«, «Los llaneros del oeste» (conjunto de Omar Moreno, Joseito Romero, Guillermo Hernández , Jesús Tenepe , Cándido Herrera, Eudes Alvarez, entre otros).
Ha grabado con artistas de la talla de Reynaldo Armas, Francisco Montoya, José Romero Bello, Ángel C. Loyola, José Catire Carpio, Eneas Perdomo, Simón Díaz, Alfredo Sadel, Julio Jaramillo, Héctor Cabrera, Odilio González, Ángel Ávila, Nelson Morales, Manuel Bandres, Ramón Castillo, El Carrao de Palmarito, Freddy López, Jesús Moreno, entre muchos otros. Hasta una breve aparición en el cine venezolano tuvo, con Cándido Herrera y su conjunto, en la película «Carmen la que contaba 16 años«.
Cuando Jacinto Martinez funda el sello Cachilapo, la primera condición que le puso a Omar Moreno, quien era el director Artístico del sello, fue que el quería que el cuatrista para sus grabaciones fuera el que tocaba con Loyola y le dijo: «¡Vaya y búsquelo!»; ese no era otro que el gran «Copete e’ paja”; allí es cuando graban el primer ejemplar de ese histórico sello, el LP «Sentimiento Apureño» con el cantautor Francisco Montoya.
Ángel Pérez es uno de los cuatristas que más ha grabado, y todavía se mantiene activo. Transmite una energía increíble, cuando está en el escenario se transforma de tal manera, que si los demás músicos están «medió agüev...» los activa a fuerza de repique y muñeca. Parece una Grúa remolcando y echándose el conjunto al hombro, con esa seguridad de aplomo que lo caracteriza, es certero muy rara vez se pela o equivoca, y cuando eso sucede jamás pregunta cuál es la nota que va, parece un cazador asechando a su presa con los dedos muñeca y oído en guardia listos para embestir y lograr el objetivo de aprenderse el tema sobre la marcha, es un vena’o por el oído, también relancino y agresivo en la arrancada.
Era el único cuatrista al cual el maestro Joseito Romero no le decía nada, ni lo regañaba o llamaba la atención así se pelara. Cuando Joseito consideraba que un cuatrista no le daba la talla, la forma de meterles «psicoterror» era diciéndole: «¡Qué buena broma, voy a tener que buscar a Ángel Pérez otra vez!».
Tuve la fortuna de durante mis años como músico de cervecerías en Caracas siempre hacer llave con él, con diferentes arpistas y conjuntos. Un gran consejero y muy responsable con su trabajo, es muy difícil que llegue tarde; si el toque es las 8:00 a las 7:00 ya está en el sitio. Después de tocar un set enseguida se va a su carro, «el Avispón», donde dentro espera hasta que toca el siguiente set.
Como anécdota, siempre recuerdo una oportunidad en que un gran arpista de la nueva generación, me dice que busque un cuatrista para formar el grupo y comenzar en un negocio de donde lo habían llamado para contratarlo fijo; le dije: -¡Voy a llamar a el viejo Angel!– Y él me pregunta –¿Pero él estará al día con lo que se está tocando en estos tiempos?– a lo que le respondí –Bueno, vamos a probar el primer día y tú luego decides-. El día del toque el joven arpista le disparo todo su arsenal al viejo gladiador: instrumentales de Abdul Farfán, lo nuevo de Ignacio Rondón, lo nuevo de Luis Silva, instrumentales de Henry Rubio, temas de Oquendo, todo lo que estaba de moda en el momento; fue para mi un deleite observar cómo ese guerrero de mil batallas salía bien librado del reto sin saber que lo estaban era probando; por donde el arpista le salía el le caía en pelo, como el buen jinete; parecía una fiera salvaje peloteando tonos en el aire a diestra y siniestra, y con una mirada fría observa al arpista, como queriéndole decir «¿¡Qué más tienes por allí!?¿eso es todo?». Una vez concluido el toque el joven arpista se me acerca y me dice: –¡Verga, Gámez! Que viejo tan arrecho, JAJAJAJA, lo que me dio fue una lección, como que adivinaba todo lo que yo iba hacer, JAJAJAJAJAJA-.
Ángel Pérez es otro héroe mas que abrió los caminos por donde hoy transitan las nuevas generaciones de cuatristas.
¡Que Dios bendiga y le siga dando mucha salud a mi amigo, paisano y compañero de muchas travesías ANGEL VICENTE PÉREZ!
Texto: Juan Ramón Gámez / Foto: Archivo Juan Ramón Gámez y Adel Solórzano Hernández
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