Mientras el calendario consume sus últimas hojas y los venezolanos se preparan para despedir el 2025, este 28 de diciembre llega con su dualidad característica. En Venezuela, el Día de los Santos Inocentes es mucho más que una fecha de bromas pesadas; es un mosaico cultural donde la fe religiosa, el folclore ancestral y el ingenio popular se encuentran en cada esquina.
Desde las costas de Nueva Esparta hasta las montañas de los Andes, la jornada se vive entre la risa de «caer por inocente» y la devoción de rituales que tienen siglos de arraigo.
1. El Ingenio Popular: «¡Caíste por Inocente!»
En las ciudades, la tradición se manifiesta a través del humor. Es el día donde las noticias falsas circulan con mayor velocidad y los amigos intentan engañarse unos a otros con historias inverosímiles.
- Bromas clásicas: Desde el azúcar cambiado por sal en el café mañanero, hasta llamadas telefónicas con «urgencias» ficticias.
- El rol de los medios: Históricamente, la prensa venezolana participaba publicando portadas con noticias disparatadas, una costumbre que ha migrado a las redes sociales, donde el meme es el rey del día.
Sin embargo, detrás de la risa, el origen es sombrío: la conmemoración bíblica de la matanza de los niños menores de dos años en Belén por orden del Rey Herodes. En Venezuela, esa tragedia se transformó, a través del sincretismo, en una celebración de vida y resistencia cultural.
2. Los Locos y Locainas: El Color de la Tradición
Hacia el interior del país, el 28 de diciembre se viste de traje y máscara. Las festividades de Los Locos y Locainas son las protagonistas:
- Los Locos de la Vela (Falcón): Es quizás la celebración más emblemática. Personajes con trajes monumentales hechos de retazos de tela y máscaras grotescas recorren las calles de La Vela de Coro al ritmo de los tambores, en una danza que busca «asustar» a los malos espíritus.
- El Mono de Caicara (Monagas): En el oriente, miles de personas se unen a una danza colectiva liderada por el «Mono», quien con una rama de mapires guía a la multitud en una fila serpenteante. Quien se sale de la fila, recibe un amigable correazo.
- Zaragozas de Sanare (Lara): Una explosión de color donde los «zaragozas» (hombres disfrazados) cumplen promesas por la salud de sus hijos, recordando a los niños mártires de la historia bíblica.
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