El fragmento del Evangelio de San Mateo 6,1-6.16-18 es una enseñanza central de Jesús sobre la autenticidad de la piedad y la importancia de la intención detrás de las acciones religiosas. En este pasaje, Jesús no condena las prácticas de piedad en sí mismas (limosna, oración y ayuno), sino la motivación superficial y el deseo de reconocimiento humano que a menudo las acompañaban en su época, y que siguen siendo una tentación hoy día.
Este pasaje de Mateo es atemporal. En la sociedad actual, donde las redes sociales a menudo incentivan la exhibición de buenas obras (donaciones, participación en causas sociales), la advertencia de Jesús cobra una nueva dimensión. Nos invita a preguntarnos: ¿Cuál es nuestra motivación real al hacer el bien? ¿Buscamos «likes», reconocimiento o una conexión genuina y profunda con lo divino y con el prójimo sin esperar nada a cambio?
El evangelio nos desafía a cultivar una fe auténtica, donde la relación con Dios es lo primordial, y donde las acciones de piedad son una expresión sincera de amor y devoción, y no un medio para la vanagloria personal.
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