HUELLAS Y PRESENCIAS INSULARES: “Y SE BAJO BORRACHO DEL FERRY”

A las nueve de la mañana llegó el ferry a Punta de Piedra, y un muchachito imitando una vieja publicidad, exclamó: ¡Allá viene el ferry, y trae cosas buenas pa’ Margarita!

Entre los que se bajaron, venía Domingo “tomba” Salazar de hacer una diligencia en Puerto la Cruz, y en la travesía, empezó a consumir bebidas espirituosas y venía sarataco. Cuando se acercó al puesto donde está la Guardia Nacional, uno de ellos lo paró y le preguntó: ¿A qué viene a la isla? Y “tomba” le contestó: -Yo vivo aquí.- ¿En qué parte? -En la Cruz de la Misión, bajando pa’ el barrio Los Cocos. -Deme su cédula. El guardia comprobó que era de aquí al observar el número 15 en el lado derecho superior de la cédula y le vuelve a preguntar: -¿y porqué vienes en ese estado? -Es que yo cuando viajo por mar me mareo. -¡Anda a meterle ese embuste a otro, siga su camino!

Ya en la salida, “tomba” se pone a esperar un autobús que lo traiga a Porlamar. Al rato se paró un autobús atestado de pasajeros, “tomba” se echó al hombro su maletín anaranjado que regalaba VIASA cuando surcaba los aires y se subió al autobús, tocándole viajar parado.

El autobús arrancó y con el impulso “tomba” se fue hacia atrás llegando al final del pasillo. Donde los carros hacen la cola para viajar, ahí frenó el autobús para recoger un pasajero y “tomba” se fue pa’ adelante y casi tropieza con la tapa del motor. El chofer se le queda mirando, y “tomba” le dice: -¿Qué, se te perdió uno igualito a mí? -No chico, le dice el chofer, es por el estado en que estás y te puedes dar un golpe. Siguió el autobús su trayecto y se paró en la escuela de Las Hernández, donde se bajaron tres niños y subieron cuatro mujeres. Vuelve a arrancar el autobús, y “tomba” sale tambaleante hasta el final y casi rompe el vidrio trasero. Así siguió “tomba” hasta llegar a la bomba Nueva Cádiz. Cuando el autobús va a cruzar donde hoy está la clínica Maneiro, desde el fondo del autobús, “tomba” le grita al chofer: ¡Déjeme aquí! Y el chofer le dice son cuatrocientos bolos el pasaje.- ¿Qué qué? ¿Qué te pagué el pasaje? Si yo me hago de cuenta que dando tumbos por el pasillo me vine de Punta de Piedra a pie.

(Tomado de Edgar Rodríguez El hijo e’ Laya, INÉDITO).

Investigación: Verni Salazar

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