Esperaba por el café que había pedido y cancelado. En esa espera y con el aroma del café que ya me estaba generando una cierta angustia, sentí que alguien que se proponía también su aromático, me saluda. Marcano, ¿cómo andan las cosas?
Volteo y me encuentro con un amigo que no veía desde el primer semestre en la UCV.
Luis, ¿cómo estás? Tiempo sin vernos. Por ti he preguntado y no he tenido noticias tuyas. Nos sentamos un poco a conversar sobre ese tiempo y mientras Luis me hablaba, me acordaba que en la asignatura llamada historias de las ideas, Luis nunca atinaba con los nombres de los clásicos.
Cuando se despidió y acordamos vernos nuevamente, previo un mensaje por teléfono; viéndolo irse, se me asomó muy improvisadamente la palabra: letológica.
Entendí en ese momento, el problema del amigo Luis. Recordé que frente a estas situaciones, Luis nos decía: lo tengo en la punta de la lengua y no me sale.
Texto: Evaristo Marcano Marín
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