Leyendas Venezolanas: El pasajero del elevado

El Terminal de pasajeros de Maracay, fue fundado en el año de 1973 durante el gobierno de Rafael Caldera.

Es una infraestructura con una energía incomoda parecida a la del Hospital Central de Maracay, este parentesco va desde el ambiente caótico, movido, hasta ese lado tétrico constituido por un gran número de leyendas y situaciones paranormales.

Muchos consideran que la época más peligrosa de esta zona fue durante la existencia del elevado, ubicado en la Av. Constitución justo al frente del terminal.

Debajo de su oscuridad ocurrieron situaciones horribles, desde asaltos a mano armada, secuestros y muertes. Era llamado un “nido de ratas”, en especial en horas nocturnas. Las personas usualmente pasaban corriendo porque el espacio generaba miedo y desagrado.

En el año 2005, una joven estudiante llamada Yesenia iba sentada en el tercer puesto de un autobús de Los Samanes a las 6:45 a. m. Al llegar al terminal, el chofer hizo una parada antes de pasar por debajo del elevado.

En ese transcurso, los transeúntes aprovecharon y subieron al autobús. Yesenia iba tranquila, sabía que pronto llegaría al liceo, ella estudiaba en la U.E.N. Carlos Manuel Arrieta. Entre la gente, ella notó que se subió al autobús un joven de aspecto particular: Su tez era muy blanca, llevaba puesto un suéter negro y un pantalón verde militar. Este joven caminó arrastrando los pies y se sentó en la parte de atrás. Pocos minutos después, Yesenia se dio cuenta de que él la estaba observando con intensidad a través de los espejos retrovisores. Ella comenzó a sentir incomodidad. Tomó su bolso y fingió que estaba revisando algunas de sus pertenencias para distraer sus pensamientos, con la esperanza de distraer al desconocido. Luego este joven se levantó y se sentó justo detrás de ella. Al percatarse de esto, Yesenia apretó el puño y estaba dispuesta a pedir ayuda. El autobús aún no arrancaba. Para aquella muchacha los minutos duraron una eternidad. Yesenia miró de nuevo por el retrovisor y en efecto, aquellos ojos fríos seguían viéndola. En ese momento, el conductor movió la palanca y continuó la ruta. Yesenia tenía miedo de que este extraño la persiguiera al bajar del autobús. La ansiedad hizo que varios escenarios peligrosos se reprodujeran en su mente. Cuando el autobús pasó por debajo del elevado, el muchacho se paró y se sentó al lado de la joven. Yesenia sintió cómo los nervios la invadían y una sensación de angustia se apoderó de ella. Una vez que el autobús salió hacia la claridad, se percató de que el muchacho desapareció y el puesto de al lado estaba vacío. Observó bien entre los pasajeros del autobús, pero el joven ya no estaba. La liceísta sintió confusión, quería encontrar la forma de entender lo que acababa de pasar. Como era muy introvertida, no se atrevió a preguntarle a los demás pasajeros si lo habían visto.

Con el pasar del tiempo, se dio cuenta de que podía percibir ese tipo de energías y ver a seres de otros planos.

En cuanto al origen de este espíritu, los viejos trabajadores del terminal lo relacionaban con la muerte de un joven adicto a las sustancias psicotrópicas que murió arrollado cerca del elevado, este suceso ocurrió a principios de la década de los años 90.

Texto y Recopilación: José Bordón

Únete a nuestro canal en Telegram.

¿Eres talento venezolano y deseas que publiquemos tus notas y sonemos tu música? Envíanos el material a otilcaradio@gmail.com

Compartir