Leyendas Venezolanas: Los fantasmas del Castillo San Carlos Borromeo

Los castillos, en general, están rodeados de leyendas donde juega papel especial la fantasía. Esas leyendas han ido pasando de boca en boca a través de los tiempos y cada quien las ha ido enriqueciendo con el producto de su propia creación. En algunos países ellas sirven de incentivos a los turistas y hasta se le ha dado una existencia tan real que han entrado a formar parte de la historia, sin que nadie ose desmentirlas.

La historia de los castillos está asociada a los fantasmas. Aquí nos ocuparemos de lo referente al Castillo San Carlos Borromeo, de Pampatar. Este castillo sirvió por algún tiempo como prisión de los escasos detenidos por casos especiales, que se sucedían en la jurisdicción del Distrito Maneiro. Se cuenta que a más de un detenido, se les aparecía un fantasma y los hacía correr de pánico por la explanada del Castillo. Sus gritos eran tales que alarmaban a la población y las autoridades se veían precisadas a sacarlos del Castillo y destinarlos a otro lugar de reclusión.

Nos relataba el Sargento Estrada, Jefe para la fecha del Puesto de la Guardia Nacional acantonada en Pampatar y que tenía por sede el Castillo San Carlos Borromeo, que una noche al cambiar de guardia, el que fue a recibir recibió por única novedad que dentro del Castillo se oían unos prolongados lamentos. Cuando se sucedió el nuevo relevo, recibió igual novedad. Esto se repitió por cuatro veces. Este guardia no resistió el miedo que aquel sostenido lamento le originaba y optó por despertar al Sargento Estrada y enterarlo de la novedad, quien se levantó y constató la veracidad de aquellos lamentos perceptibles por todos los integrantes del Cuerpo, sin poderse explicar su origen. En otra oportunidad el Guardia de Prevención, vio un hombre vestido de blanco que se dirigía a la entrada del Castillo. Lo alertó por dos veces; pero continuaba su camino sin atender la voz de alerta. Por tercera vez lo alertó y al no detenerse, le disparó un tiro con su carabina. Carabina y Guardia fueron a caer a los fosos del Castillo, de donde lo sacaron y lo condujeron al hospital, privado del conocimiento. Esta aparición se repitió con otros guardias en varias oportunidades.

En una de las garitas del Castillo puede verse la huella dejada por un tiro de carabina, hecho por un guardia a un fantasma que dijo se le había aparecido. Nos relataba que en momentos que hacía su ronda vio parado en la puerta de la garita un hombre vestido de blanco. Lo alertó; pero el hombre despreocupadamente bajó un escalón y se detuvo. Lo volvió a alertar y el hombre bajó otro escalón. Por tercera vez lo alertó y al no recibir contestación, le hizo un tiro. Igual que a los otros, este guardia tuvo que ser conducido al Hospital.

Castillo San Carlos Borromeo. Piedra burilada por la pátina del tiempo. Cadenas que aherrojaban conciencias. Burros de tortura para someter al indómito patriota. Cepos de campaña que quebrantaban huesos pero no voluntades. Tronar de cañones. Silbar de balas. Voces de mando. Lágrimas. Sangre. Grito de libertad. Canciones patrióticas. La bandera izada de por siempre libre. Cañones herrumbrosos en permanente silencio. Imponente el Castillo San Carlos Borromeo. Interesante lección la que dictan estas piedras sacrosantas.

Fuente:

• Subero, Jesús Manuel (1987). “Monumentos Históricos de Pampatar”. Porlamar, Artes Gráficas Bema.

TEXTO DIGITALIZADO PARA USO ACADÉMICO Y EDUCATIVO, SIN FINES DE LUCRO.  Transcripción, corrección, diseño y diagramación: Licdo. Frank Omar Tabasca frank_otl@hotmail.com

La Asunción, estado Nueva Esparta/Mayo de 2022

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