Un señor muy conocido en Porlamar tenía sus gustos por la pesca y la cacería, tanto así que en una época de bonanza económica, tuvo la oportunidad de adquirir un pequeño bote tipo yate para sus excursiones de pesca con sus amigos entre los que se encontraban Luís “Topito” Mujica a quien decía tocayo; Virgilio Marcano “Billo el Trío”, quien tenía su taller mecánico en Conejeros; Tereso Hernández, electricista y técnico en telecomunicaciones; a veces lo acompañaban Julián Díaz y Carlos “Marunga” Mujica. Coche, Cubagua, Chacopata, Los Frailes, Sucre y hasta Anzoátegui fueron sitios donde iban de pesca. Una vez este señor decidió rifar el yatecito; cinco o seis meses vendiendo los tickets para el premio único por una lotería nacional. ¡Dios me salve! expresaba algún consultado cuando le ofrecían un ticket en venta. Pasó el tiempo; y de la rifa, nada…
Una vez, el señor que rifó el yatecito estaba dando una charla orientadora sobre la diabetes, su especialidad como médico en el hospital Luis Ortega; también atendía en su consultorio particular que funcionaba en el desaparecido centro comercial El Ángel. La charla se realizaba en el local de la línea de autobuses y carros por puesto “Villa Rosa”. Por supuesto que entre los asistentes no podían faltar los compañeros de pesca del doctor; Billo el Trío era socio de la línea de automóviles y estaba presente.
Termina la charla con todos los detalles y luego viene el acostumbrado ciclo de preguntas, las cuales el médico respondía con todo el profesionalismo que lo caracterizaba. En uno de esos momentos, Virgilio “Trio”, quien tenía unos “traguitos” encima pero no estaba totalmente borracho, pues se cuidaba mucho cuando conducía, se pone de pie y dice; ¡Con su permiso apreciado doctor! ¿Puedo preguntar? ¡Si cómo no! Responde el médico. Bueno doctor, ¿Me puede decir quién se sacó la rifa del yatecito? Porque yo compré mis numeritos. ¡Digo yo, no!; al tiempo que levantaba las manos… Luis Teodoro García, el médico que dictaba la charla y dueño del yatecito, enardecido e incrédulo ante la pregunta, respondió casi colérico: ¡Mire señor! ¡Ésta es la última pregunta que respondo! ¡El yate se lo ganó un hombre de Puerto la Cruz! ¡Y se acabó la charla! Virgilio voltea hacia el lugar donde estábamos sentados y nos dice con una sonrisa pícara ¡A Dios carajo! ¡Y se calentó el doctorcito!
…”agarrando aunque sea fallo”
Billo “El Trío”
Tomado del libro: “Ocurrencias de mi gente” de Carlos Mujica “Marunga“
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