En el año 1938, durante el gobierno de Eleazar López Contreras en Venezuela, en Pampatar, apareció una embarcación que era remolcada por otro barco de la Armada Venezolana, transportando a los margariteños deportados desde el estado Zulia hacia la isla de Margarita.
De este suceso existen dos versiones, una proveniente de Zulia y otra de Margarita.
La primera versión, de los zulianos, relata que el gobernador del estado Nueva Esparta se había comunicado con el gobernador del estado Zulia para solicitar la deportación de los margariteños, ya que estos estaban abandonando la Isla de Margarita, dejando a sus familias desamparadas, a mujeres embarazadas y jóvenes solos.
Por otro lado, la versión margariteña cuenta que los isleños eran trabajadores fuertes empleados por la empresa petrolera. Al parecer, los habitantes de Zulia y otros trabajadores se mostraban reacios a ser contratados por la empresa petrolera, mientras que los margariteños que buscaban trabajo lograban obtenerlo y aprovecharlo para reunir recursos con el fin de llevar a sus familias desde Margarita hasta la zona petrolera de Zulia. Esto limitaba las oportunidades de empleo para los occidentales en la industria petrolera, lo que motivó al gobernador José Encarnación Serrano a expulsar a los orientales de las tierras zulianas.
En aquella época no existían barcos rápidos ni aviones comerciales que permitieran un transporte rápido entre Zulia e Isla de Margarita. Los viajes marítimos duraban alrededor de 15 días, lo que impedía a los margariteños regresar a su hogar para disfrutar de sus vacaciones. Por esta razón, los margariteños trabajaban intensamente durante tres o cuatro años para acumular suficientes días de descanso, que les permitieran realizar el viaje de ida y vuelta, además de tener tiempo para disfrutar del merecido descanso.
Fuente: Pedro Bellorín Caraballo (+)
Foto: Referencia
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