El Museo de Bellas Artes de Houston inauguró este lunes una muestra sobre el informalismo en Venezuela, considerada la más completa que se ha hecho hasta el momento en Estados Unidos sobre esta corriente artística.
La exposición titulada Disputando la modernidad: informalismo en Venezuela, 1955-1975, estará expuesta hasta el 21 de enero de 2019.
Un total de 140 obras pertenecientes a la Colección Mercantil Arte y Cultura, de Caracas, y a colecciones públicas y privadas tanto de Venezuela como de Estados Unidos, presentan así un capítulo del arte venezolano poco conocido.
Más de 60 años después de que surgiera el informalismo, ha sido posible «traer estas importantes obras al público estadounidense, aunque hasta ahora históricamente desapercibidas», destacó Gary Tinterow, director del museo, ubicado en pleno distrito artístico de la ciudad texana.
«Venezuela es un país de inmensos recursos y su herencia artística es absolutamente extraordinaria», dijo Tinterow a los periodistas al presentar la exposición.
Los diferentes medios utilizados en esta muestra del informalismo venezolano, como collage, pintura, ensamblaje y fotografía, resaltan la riqueza y la variedad de esta corriente, opuesta a las tendencias del expresionismo abstracto americano, al tachismo y al arte informal en Europa. Los informalistas buscaron alejarse de las prácticas del arte existente, de la racionalidad y del orden, para aceptar otras formas radicales de experimentar, redefiniendo el medio y la pintura para expresarse.
El movimiento emergió en Venezuela a finales de la década de 1950, en un momento de alta tensión y de transición de la dictadura de Marcos Pérez Jiménez a la democracia. Era la búsqueda de la modernización impulsada por un auge petrolero y un momento marcado también por la desigualdad, la corrupción y la violencia.
«Por eso el nombre de esta muestra, los artistas de esta corriente expusieron las problemáticas de ese salto a la modernización en Venezuela y todo lo que estaba implícito», sostuvo Mari Carmen Ramírez, puertorriqueña experta en arte latinoamericano y una de las curadoras de la muestra.
«La exhibición sirve para sacar a la luz los trabajos relevantes de estos artistas, son obras latinoamericanas reveladoras que no se habían mostrado antes», comentó a Efe Tahía Rivero, responsable de la Colección Mercantil y también comisaria de la exposición.
La muestra, dividida en cinco secciones, abre con San Bernardino Sarría (1955), una pieza fascinante del italiano Renzo Vestrini (1906-1976), quien llegó a Venezuela en los años 40 y fue uno de los pioneros del informalismo en Venezuela. Esta obra es el preludio de la sección Tensiones Emergentes, donde se encuentran obras de la venezolana Mercedes Pardo (1921-2005), el español Fernando Irazábal (1936) y el polaco Harri Abend (1937), entre otros.
A las contribuciones del grupo vanguardista artístico y literario El Techo de la Ballena (Caracas, 1961-1968), que cuestionaba las desigualdades que permeaban esa búsqueda de la modernidad, se les dedica una sala. En ella hay obras del venezolano Carlos Contramaestre (1933-1996) y los españoles Ángel Luque (1927-2014) y Gabriel Morera (1933), que en contraposición a la abstracción geométrica utilizaron objetos como huesos de vaca, pieles de animales y basura.
Un recorrido por Regreso de lo real lleva al espectador a una selección de obras elaboradas con pedazos de alambre, metales, madera, cartón, periódicos y objetos cotidianos que usaron los artistas venezolanos Elsa Gramcko (1925-1994), Alejandro Otero (1921-1990) y Jesús Rafael Soto (1923-2005), en su búsqueda por encontrar una nueva forma de expresión, conectados con su realidad. Además de una muestra de la obra de Carlos Cruz-Diez, uno de los artistas venezolanos más cotizados ahora, una de las salas destaca obras de la escultora y pintora Elsa Gramcko, abanderada del movimiento informalista, y con un estilo totalmente único.
Por último, Estrategias Marginales reúne los montajes de Mario Abreu (1919-1993) y el proyecto de artes visuales Imagen de Caracas, de Jacobo Borges, Josefina Jordan, el escritor Adriano González León y el arquitecto Juan Pedro Posani.
La exhibición no busca hacer un recorrido cronológico de la tendencia informalista, en palabras de Ramírez, ni contar toda la historia de este movimiento que preconizaba la ausencia de forma definida en una composición, no sujeta a una estructura o plan previos y resuelta en cualquier materia como medio de expresión.
Disputando la modernidad: informalismo en Venezuela, 1955-1975 es el resultado de una larga investigación para «mostrar capítulos inéditos del arte latinoamericano» y divulgar la obra de «artistas desconocidos fuera de Venezuela y que han redefinido el arte venezolano», enfatizó a Efe Ramírez.
EFE
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