Palestra Insular: Aproximación a Cuentos de un Cumanés

Leer al cumanés Aníbal Mujica un sucrense de pura cepa que nació en 1969 el mismo año que el hombre llegó a la luna y por eso su literatura fantástica se le impregnó en el alma con la imagen de que Píe Grande existe o que los ovnis aterrizaron en las montañas de Río Caribe. Esa narrativa maravillosa que hace recordar a los duendes que hicieron correr y recular en Tocuyito a los valientes hermanos Véliz es una forma de ver el mundo desde lo Real Maravilloso Cumanés. Y es que las lecturas de Julio Verne que le enseñó el pater familia Cho Vele y quizás algunas reminiscencias de la poesía mágica de Juan Véliz el poeta de la familia y hermano de Antonio Véliz padre, hicieron renacer en este cuentista cumanés visiones fantásticas y hasta infantiles de su tierra amada.

Esas experiencias  de Aníbal José  en la Primogénita del Continente y del Valle de Río Caribe le endosaron una libertad creativa en la forma de narrar que le confieren un título de narrador de la  Cumanidad y de sus vivencias maravillosas.   En  el cuento “La Ola Grande”, Anibal José da rienda suelta a sus sueños querer reencarnar alguna vez en un pescador en una de sus vidas porque estuvo untado de mar y salitre desde que era un niño que llevaba el mar en las venas y sembrado en sus imágenes de pescador de metáforas.

A Aníbal el narrador las pesadillas lo atrapaban como la ola grande que siempre aparecía en sus sueños como las olas enormes que todavía baten en el malecón de Río Caribe. No podía éste joven cuentista soltarse del mar como ícono marcador de su vida y  no se soltó de ese ícono hasta que llegó el circo con sus trapecistas, magia y animales a compartir la temática de su realidad narrativa.

 No es fácil para un  cuentista que no estudio literatura utilizar la hipérbole con tanta propiedad y donde esa exageración muy  común en los pueblos orientales nos presenta un Hércules cumanés con una fuerza sobrenatural como Juan Hinojoza, un  viejo pescador que con una fuerza extraordinaria arrastraba tres  embarcaciones para salvarlas de un tremendo temporal. Y es que los circos no solo tenían en su elenco a hombres que escupían fuego, trapecistas mágicos y enanos con fuerza de gigantes.

Esa ola grande persiguió a Anibal José por siempre y la dibuja en sus sueños arrasando con el pueblo y destruyendo todo, menos el circo intocable que Aníbal José dibujó en su alma de cuentista de su pueblo.

En el cuento “El Hombre más fuerte del mundo” Aníbal José les rinde honores a Mencho él tío que hizo con Juan Pancho el Negro apuestas de pulso y de templar botes y lanchas con un solo brazo o con la cabuya amarrada a una de sus piernas, o el levantamiento de un hombre muy pesado solo agarrándolo por las orejas o la sacudida que le dio a 20 hombres que con soga en mano quisieron retar a Mencho el hombre más fuerte de Río Caribe. Y es que cuentan los viejos del pueblo la leyenda cuando Mencho en medio de una tormenta fue capaz de desatar más de 20 botes amarrados a la orilla y a punto de colapsar por la fuerza de las olas y que se vio precisado a usar la leyenda del hombre más fuerte del  mundo para romper cuerdas y arrastrar embarcaciones para salvarlas de la furia de la tormenta.

En el cuento “No laves la ropa el mar” se narra la historia de un pescador que es devorado por un tiburón toro de gran tamaño que acabó con la vida de un pescador en el momento que se exprimía la ropa de faena guindada en una cuerda que parecía la cola de un cometa. Al final el pescador quedó mutilado y con una camisa que no tenía piernas.

En el cuento “El niño que no se bautizó” se cuente una historieta ocurrida en Tocuyito cuando los duendes perseguían a Carmelo el hijo de Génaro y Metodia  que al no echársele el agua hizo aparecer un cantidad de duendes que a fuerza de piedras generaron el pánico en la famila Véliz. Parece una historieta de Cien Años de Soledad, pero es solo una leyenda de los pueblos orientales.

En el cuento “Hemingway estuvo en el  Bar el dólar” el narrador pone a Ernesto el personaje de Hemingway  a conversar con Luís Ramón “Bigotes”, una figura casi mítica de Río Caribe que le contó hazañas maravillosas de su familia y de los personajes de este pueblito sucrense

.En el cuento “No te sumerjas solo” se narra la historia de Juan un hombre que obnubilado por un tesoro de monedas de internó en al mar una niche solitaria preso de la ambición y terminó sin brazos por el ataque de un tiburón.

En el cuento “El Coleccionista de latas” Anibal José el narrador cumanés describe la historia de Hortensia la joven que lo acompañaba a coleccionar latas y que una noche cualquiera el mar se la robó de la orilla para que su padre no la viera más nunca.

En el cuento “La Tintorera no come gente” el autor le rinde honores al hermano de vida, su tío Perucho Véliz a quien puso a navegar junto a sus hermanos y a Isidro un reconocido marinero riocaribero. Esa fue una aventura de mar y licor donde el protagonista confunde una manta raya con un tiburón que los ataca hasta hacerlos zozobrar.

La narrativa de la cuentística de Anibal José se fundamenta en el mar, las experiencias juveniles en su pueblo, la faenas del mar y los sueños de convertirse en pescador en una de sus vidas. Interesante propuesta de lo Real Maravilloso Americano con la magia del mar anclada en el alma de un marinero que le canta a su pueblo, a su mar y a su familia en una especie de credo de sus sueños.

Recopilación: Manuel Ávila (Cronista de Nueva Esparta)

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