Juan nació en I Becchi, Italia, el 16 de agosto de 1815. Su madre, Margarita, estaba casada con Francisco, que se había quedado viudo y tenía un hijo llamado Antonio. Cuando Juan tenía tan solo 2 años se le murió su padre y la familia comenzó a vivir serias dificultades económicas, pero sobre todo, dificultades de relación ya que Antonio tenía envidia de Juan.
A la edad de nueve años Juan tuvo un sueño profético que marcó toda su vida: él sería pastor y guía de los niños y jóvenes más necesitados. Tenía pues que estudiar y prepararse bien y, como en casa había muchas dificultades, tuvo que buscar trabajo en un pueblo cercano. Allí, pudo alternar su trabajo en el campo y el establo con el estudio y la oración. Más adelante, en 1829 don Calosso, (capellán de Murialdo) se ofrece como su primer profesor de latín y su primer guía espiritual, pero murió repentinamente en noviembre de 1830. Juan, consciente de la misión que tendrá entre los jóvenes, no ahorra ningún esfuerzo para poder continuar con sus estudios. Camina 20 kilómetros diarios, vive como pensionista en la casa de un sastre y músico del pueblo, aprende múltiples oficios para ganarse el pan… duerme debajo de una escalera y trabaja como aprendiz de taller, camarero, empleado en un establo, etc. Esta fuerte inquietud vocacional le empuja a fundar con sus amigos la Sociedad de la Alegría,… a entrar en el Seminario… y, en 1841, a ordenarse sacerdote. ¡Su sueño se va haciendo realidad! ¡Ahora puede dedicarse de lleno a los jóvenes más necesitados!
La Sociedad Salesiana se inicia en el año 1854, para asegurar en un futuro la estabilidad de sus obras y de su espíritu. Pero ¿Y quién se va a dedicar a las niñas y las jóvenes más pobres?… No sabemos hasta qué punto inquietaba a D. Bosco la situación de abandono en que vivían las niñas y las jóvenes en aquella sociedad. Lo que sí es cierto que el tema le preocupaba y ocupaba… Él quería fundar una congregación femenina que se ocupara de las chicas y consideró providencial el encuentro en 1862 con D. Pestarino (párroco de Mornés); éste le contó la existencia de un grupo de jóvenes que llevaban adelante un taller y un oratorio con las niñas y jóvenes de su pueblo. Sabemos que D. Pestarino le habló especialmente de la joven, María Mazzarello.
Cuando D. Bosco va a Mornés, en 1864, descubre por él mismo que esta joven, María Mazzarello, está haciendo con las niñas y jóvenes de Mornés lo mismo que él está haciendo con los niños y jóvenes en Turín. María, por su parte, manifiesta que “las palabras de D. Bosco eran como el eco de una voz que sentía en el corazón, sin saberla expresar; como la traducción de sus mismos sentimientos; como algo esperado siempre y que finalmente llegaba” y expresa “Don Bosco es un santo, y yo lo siento”.
Así, en 1872, Don Bosco, con María Mazzarello, funda el Instituto de las Hijas de María Auxiliadora.
Don Bosco muere el día 31 de enero de 1888, es beatificado por el Papa Pío XI el 2 de junio de 1929 y declarado santo el 1 abril de 1934.
Fuente: Trinidad Salesianos
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