Un exitazo editorial y comercial en la década del 50, del siglo pasado, fue la introducción al mercado de novelas de bolsillo, con relatos cortos y temática ligera. Para los caballeros, vaqueras, como se le llamaba y para las damas, de amor y erotismo, tipo Rosa.
Marcial Lafuente Estefanía y Corín Tellado, escritores españoles, fueron los protagonistas en la producción de esos relatos.
Recordamos en nuestra niñez, a los caballeros en plazas, autobuses, carritos por puesto, sacando del bolsillo de la camisa, las infaltables novelitas y verles devorar con interés el contenido.
En el caso de las damas era más personal, lo hacían en el hogar o en algún sitio íntimo donde pudieran dar rienda suelta a sus emociones.
Se podían adquirir e intercambiar en los quioscos de periódicos, es decir se compraba la primera y luego se caía en el espiral del recambio.
100 páginas era el límite de cada entrega, las vaqueras nunca cambiaron su formato, mientras las románticas, evolucionaron a la Fotonovela, que al final, no tuvo tanto éxito.
Hasta dichos basados en estás se crearon, por ejemplo una muchacha romántica, ganada al galanteo, a la conquista y al sufrir por amor, incluyendo lágrimas, ahí mismo se le decía en Venezuela «te pareces a Corín Tellado«.
A pesar de la aparición de novelas y películas por radio y televisión, no perdieron vigencia y su difusión era numerosa.
Con el paso del tiempo y a los cambios tecnológicos y editoriales, cayeron en el recuerdo.
Recopilación: Jesús Argenis Heredia
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