En los años 50 estaba Efraín Subero en la casa de Pedro Velásquez, donde hoy está el Teatro Juvenil que dirije el maestro de la dramaturgia nacional José Salas ” Salita”. Venia graduado de la Escuela Normal ” Miguel Antonio Caro” de Gato Negro en Catia, Caracas.
Ahí en el pueblo del Pilar inició Efraín Subero su magisterio lleno de logros. En Los Robles al lado del Maestro Aníbal Lárez su ductor.
Se subió a la camioneta de pasajeros por el precio de un real y lo dejó cerquita de la Escuela ” Vito Cedeño” al frente de la Plaza de Los Robles. Ahí lo esperaba el director Aníbal Lárez que ya tenía referencias del hijo de Chucho Subero su amigo de La Asunción.
Se encargó Efraín del cuarto grado y realizó una gran faena docente de la cual dieron fe en el tiempo el director Aníbal Lárez, los maestros Omaira, Cucho y sus alumnos Luisita Suárez, Franklin Arocha, Gustavo Brito, Elena Guerra el bedel Morocho Jiménez.
En esa escuela de Los Robles aprendió mucho ese maestro insigne de Pampatar que brotó del pueblo de la sal para convertirse en ese poeta, escritor y profesor universitario que salió a volar por el mundo para irse de maestro a los campos petroleros y a las universidades de Venezuela y del planeta probando su alto valor literario y su encumbrada pros narrativa.
Desde Los Castores en San Antonio de Los Altos el hijo de Chucho Subero pudo cantarle a su isla hasta convertirse en una de las plumas más excelsas del país. Desde su chinchorro de Los Castores le cantó a Margarita y la defendió de piratas y filibusteros.
Redacción: Manuel Ávila/Cronista de Los Robles
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