Por allá, por los lados de apostadero se encuentran el pampataero y el roblero. El de Pampatar le pregunta:
-¿Cuál ha sido tu última hazaña Roblero?
Y éste le contesta:
-Antier nomás, me fui solito a cazar. Ya en la sabaneta, cuando iba caminando me pasa un enorme conejo por el frente y zuacatan, le lance un toletazo y lo deje estiradito. Lo recogí y me llegué hasta el abasto de “Charo Luna” a pesarlo ¿y sabes cuánto pesó? Diecinueve kilos.
-¡Ajo! No te lo creo.
-Por mamaita querida, ¿y la hazaña tuya?
-Bueno, -dice el pampataero- ayer en la tarde me fui a pescar al muelle, primero pesqué un bagre, luego un corocoro y al rato como no picaban, me puse a recoger el traste. Cuando de pronto se me pega en el anzuelo algo pesado y me pongo a guaralear y jalar pa’ tierra ¿y sabes lo que pesqué?
-No, no sé.
-Pesque una moto de la segunda guerra mundial, y la bicha tenía las luces prendidas.
–No vale, anda a meterle ese embuste a otro.
¡Ah!, ¿no me lo crees? Entonces cuando tú le rebajes los kilos al conejo, yo le apago las luces a la moto.
(Tomado de Edgar Rodríguez “EL HIJO E’ LAYA” 11-03-2011).
Recopilación: Cronista Verni Salazar.