El salón estaba repleto y se esperaba por la persona que había convocado la reunión. Los asistentes estaban muy inquietos porque todo era una incertidumbre. En el pueblo, el único hecho que había sucedido el día anterior y que estaba lamentándose mucho, fue el vuelo de Cirilo el de Julia.
Los que en ese momento esperaban por la aparición del convocante, no conocían el motivo que los obligaba a estar allí a la espera.
Jesús tenía la mirada fija en la puerta por dónde debía aparecer Miguel el de Licha. Cuando se propuso pararse para calmar la angustia de la espera; vio entrar a Miguel que inmediatamente se fue al centro de sala.
Estimados amigos, un día como hoy nació ese gran hombre que se llamó Cirilo. Ayer Cirilo el de Julia alzó su vuelo. Extraordinario artesano, ejemplar padre de familia, amigo de los amigos …….
Mientras oía, Jesús dijo: oportuno laudatio al compay Cirilo. Lastima, que no le pudimos expresar estas palabras en vida.
Texto: Evaristo Marcano Marín
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