Para la educadora venezolana Ximena Montilla, la arepa es mucho más que un alimento: es un símbolo viviente, el vínculo perfecto para narrar la historia de Venezuela. A través de su aclamado proyecto editorial, Historia de la Arepa, Montilla ha logrado construir puentes culturales, unir a la diáspora venezolana y celebrar con orgullo la identidad nacional, cosechando reconocimiento internacional y superando obstáculos, incluso el plagio, que ella interpreta como un síntoma de una crisis de valores.
Desde su infancia, Ximena Montilla descubrió la magia de los libros. Creció en un hogar donde las bibliotecas eran el corazón de la casa y la cultura se respiraba en cada rincón. Décadas después, esa pasión por las letras se fusionaría con un amor inquebrantable por Venezuela, una llama que la distancia —a pesar de llevar más de 20 años viviendo en Atlanta— solo ha avivado.
Un Sabor de Infancia para Contar una Nación
Su obra comenzó a gestarse durante la pandemia, impulsada por la creciente preocupación por el éxodo masivo de venezolanos y la posible pérdida del español en las nuevas generaciones de la diáspora. ¿Cómo podía contarle a sus propios hijos sobre Venezuela de una manera que realmente conectara? La respuesta, cálida y familiar, se le presentó de forma redonda: la arepa. «Es el primer sabor de la infancia, la migaja que nos dan de bebés, la compañera de toda una vida«, comenta Montilla con emoción.
Así, la arepa se transformó en el hilo conductor de un proyecto editorial que une la mesa con el corazón.
Una Mesa Redonda de Cultura y Sentimiento
El viaje de este proyecto inició con el libro infantil «Soy la Arepa» en 2020. Sin embargo, lo que nació como una publicación para niños rápidamente se convirtió en una invitación a sentarse en una gran «mesa redonda«, donde la arepa es el pretexto ideal para un diálogo profundo sobre la cultura, la historia y la gastronomía venezolana.
La colección se expandió con «Juega con Soy la Arepa«, un libro gratuito que logró reunir a chefs, historiadores y humoristas venezolanos. Cada uno aportó anécdotas y recetas, creando un verdadero festín de venezolanidad, un tejido de voces que enriquecen este banquete cultural. Montilla cimentó su trabajo en una innovadora metodología que denominó “el español como lengua afectiva”. Su objetivo: que el idioma no fuera una obligación, sino un lazo de amor y pertenencia que uniera a los venezolanos, sin importar dónde se encuentren.
La visión de Ximena Montilla y su proyecto «Historia de la Arepa» demuestran que, a través de lo más cotidiano y emblemático, se pueden construir puentes invaluables de identidad y conexión cultural. Es un recordatorio de que la arepa no solo alimenta el cuerpo, sino también el alma venezolana.
Fuente: El Impulso
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