Leyendas Venezolanas: La Turcuchita o Tucusita de la Virgen

En Margarita cada flor, cada pez, cada pájaro, cada cosa tiene su leyenda. Tiene su propia ingenuidad. La “turcuchita” o tucusita (colibrí o picaflor) de la Virgen, ese diminuto pajarito que va revoloteando de flor en flor chupando su néctar, es santa.

Por eso es que ella casi no asienta sus paticas en nada que haya tocado la gente. La “tucusita de la Virgen” es la mensajera de la Virgen. Por eso es que ella es chiquitica para poder meterse por todas partes e irle a decir a la Virgen todo lo que ve y todo lo que escucha. Nadie más puede entender lo que dice la tucusita sino la Virgen.

La gente se cuida de matar las tucusitas, porque la Virgen condena a quien las mata y al que la Virgen condena se muere o padece. Los nidos de las tucusitas son de seda y de fino algodón porque de seda y de fino algodón es el manto de la Virgen.

La Virgen llora cada vez que le matan una tucusita y a la Virgen no se le debe hacer llorar porque ella es la madre de Dios. La tucusita no se puede comer porque es el único pajarito que Dios santificó para la Virgen. Los pájaros que se comen son los de Dios porque Dios cuando hizo sus pájaros dijo cuales se podían comer y cuales no.

Los pájaros del Diablo tampoco se pueden comer. El Diablo también tiene sus pájaros. Los pájaros del Diablo son los feos. También hay pájaros de Dios que son bonitos y no se pueden comer porque son los encargados de alegrar el mundo con sus cantos.

Las angoletas tampoco se pueden comer hasta que no se quiten el luto que se pusieron de Dios cuando murió.

Tomado del libro: Mitos y Creencias Margariteñas de José Salazar Franco “Cheguaco”

Ilustración: Carlos Stohr

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