A finales de los años 50 del Siglo pasado, se exhibía está rudimentaria valla, para recibir con orgullo a la gente que nos visitaba, primero los llamaron «forásticos«, después les dijimos «navegaos«, hoy a los que se integraron de corazón con nuestras raíces son «anclados» y una gran mayoría se autodenomina «renacidos en Margarita» y alguien dijo: «el margariteño nace en cualquier parte del mundo».

El mar de Margarita es un horizonte abierto a todos los rumbos, a todos los corazones que la ven con amor.

Margarita dónde todos los sueños son posibles.

(Verni Salazar)

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