Cada segundo sábado de septiembre, el mundo entero celebra la arepa, no solo como un alimento, sino como un símbolo de la identidad y la cultura venezolana. Este año, el Día Mundial de la Arepa, adquiere un significado especial, reafirmando su papel como el plato más democrático y representativo del país, capaz de unir a las familias y traspasar fronteras.
La arepa es un lienzo gastronómico, una creación de maíz molido que se ha adaptado a la creatividad y los gustos de cada región y persona. Su versatilidad la hace única: puede ser un desayuno, almuerzo o cena; se rellena de casi cualquier cosa, desde los clásicos como la Reina Pepiada (pollo desmechado, aguacate y mayonesa) y la Pelúa (carne de res mechada y queso amarillo), hasta combinaciones más innovadoras que hoy se encuentran en restaurantes de todo el mundo.
De la tradición indígena a la mesa familiar
La historia de la arepa se remonta a los pueblos indígenas del norte de Sudamérica. El vocablo proviene del cumanagoto erepa, que significa maíz. Su preparación, que ha evolucionado con el tiempo, sigue siendo una tradición que se transmite de generación en generación. El ritual de amasar, darle forma redonda y dorarla en el budare o la plancha es un acto de amor que evoca recuerdos de la infancia y de la mesa familiar.
En Venezuela, la arepa se consume en todas partes, desde los hogares más sencillos hasta los restaurantes más sofisticados. Cada rincón del país tiene su versión: la arepa andina, hecha con harina de trigo; la arepa de chicharrón; las arepitas dulces con anís; e incluso la arepa de maíz pilado, la versión más tradicional. Esta diversidad la convierte en un plato que representa la riqueza cultural de cada estado.
La arepa en el mundo
Gracias a la diáspora venezolana, la arepa ha conquistado paladares en ciudades como Madrid, Miami, Bogotá, Buenos Aires y muchas otras. Los pequeños negocios de arepas se han convertido en embajadas culinarias que no solo ofrecen comida, sino un pedazo de Venezuela. En estos lugares, la arepa se ha adaptado a los ingredientes locales, fusionando sabores y creando nuevas versiones que mantienen viva su esencia.
La arepa es más que comida; es un recordatorio de hogar, de la identidad venezolana que se lleva en el corazón. Es un símbolo de la resiliencia y la creatividad del pueblo, que ha sabido transformar un simple ingrediente en un plato que une y celebra la vida en cualquier rincón del planeta.
La invitación es a disfrutar de una arepa. Con queso, con pernil, con caraotas, o con lo que prefieras. Al comerla, se celebra no solo un plato, sino la cultura, la historia y el espíritu inquebrantable de Venezuela.
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