Al maestro Vicente Emilio Sojo ¿no le gustaba la música?

Vicente Emilio Sojo salía de un ensayo coral que lo dejaba exausto. Esa tarde en Santa Capilla, Caracas, el orfeón Lamas ya estaba ajustando el repertorio navideño.

Para calmar el hambre, luego de una de las jornadas musicales, el maestro se dirige a una arepería. Al llegar al recinto humeante y cálido, pide una arepa tipo dominó, o sea de queso blanco rayado y caraotas.

Para “ambietar” el lugar, había un estridente sonido de un radio, que enseguida sacudió el ánimo de Sojo. Le intranquiliza el desaforado sonido de alguna cumbia que “salvajemente” desajusta el viejo radiecito de baquelita y, en contubernio malsano, agrede al más pintao.

Vicente Emilio, sugiere un poco tribulado al portugués que prepara la arepa, que baje el volumen del aparato y éste, sin mirar ni entender les dice en voz alta a sus compañeros: ¡al viejo éste como que no le gusta la música!.

Fuente: Óscar Yánez, Así son las cosas

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