La habilidad del margariteño para hacer de cualquier actividad una situación agradable, es manifiesta. Los protagonistas de ésta eran en ese tiempo, diputados a la Asamblea Legislativa; no eran profesionales de carrera pero cumplieron su papel como se les pidió.
Durante la década de los 70 el movimiento político en Nueva Esparta permitió que buenos margariteños alcanzaran puestos en la legislatura, recordándose entre otros a Alfonzo Fernández Ávila, Rufino Méndez, empleado para el entonces Ministerio de Sanidad, Germán Alfonzo.
Se realizó una reunión de diputados de Oriente en Puerto La Cruz y por Nueva Esparta asistieron Germán Alfonzo y Rufino Méndez quienes cumplieron el compromiso. El día del regreso estaban en el aeropuerto esperando salir; Rufino tenía en la mano un envase especial plástico y dentro un pececito de colores muy pequeñito, con agua y todo. Germán le pregunta:
_ Ma Rufino! ¿Y qué es eso que tienes en la mano?
_ Ah, un pescaito que le llevo al nieto quien tiene un acuario allá en la casa– responde Rufino.
¿Y qué pescao tan chiquito es ése? Pregunta Germán de nuevo.
_ Me dijeron un nombre muy raro: piscis caribis no se qué vaina.
_Ma, ¿y cuánto costó? Volvió a preguntar Germán.
_ ¡Muchacho; carísimo! ¡Cómo cincuenta bolívares! afirma Rufino. Y le dice Germán sorprendido:
_ ¡Carajo! Si eso cuesta ese pescaito, ¿cuánto costará una rueda frita?
…”tanta carne y yo con la arepa seca”
Un desempleado
Tomado del libro: “Ocurrencias de mi gente” de Carlos Mujica “Marunga“
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