HUELLAS Y PRESENCIAS INSULARES: GENERAL FRANCISCO ESTEBAN GÓMEZ

El 26 de diciembre de 1783, las campanas del templo, llaman a misa, es el día de San Esteban, el primer mártir cristiano, uno de los siete diáconos seleccionados para solucionar la queja de los helenistas en la primitiva Iglesia cuando aparentemente se abandonaba la atención a las mujeres y niños cristianos provenientes del paganismo. El nombre de Esteban proviene del griego Stephanos, que significa “corona”, estos siete diáconos por su nombre y propósito parecen ser de origen griego y tenían como misión el servicio de las mesas, es decir descargar de los trábalos materiales a los apóstoles, Esteban por dar testimonio de Jesús resucitado murió apedreado en las afueras de Jerusalén, en los altos güires de la plaza, frente a la iglesia cantan los pájaros, anunciando los bajidos de un niño, Francisco Esteban, que ha visto la luz, luz que se va a extender por setenta años.

Su madre María Concepción Gómez, hija del Sargento Alonso Gómez, blanco, labrador con tierras, natural de Paraguachí e Isabel Moreno de este Valle de Santa Ana del Norte, fue bautizado el mismo día de su nacimiento, según su fe de bautismo certificada por el cura Francisco de Miguel, para esos momentos, los que nacían en la cabecera de la parroquia los bautizaban el mismo día, los que nacían en otros pueblos eran bautizados después, no se conoce absolutamente nada de su infancia, sin embargo aseguran algunos de sus biógrafos que se desempeñó como sacristán.

Francisco Esteban Gómez no figura entre los hombres que el 4 de mayo de 1810 depusieron al Gobernador Joaquín de Fuelles y crearon la Junta Provincial de Margarita, sin embargo en la correspondencia fechada en Cumaná el 15 de junio de 1847, donde solícita licencia y letras de Inválido acota:
“…que desde el 19 de abril de 1810 di pruebas irrefragables de mi decidida adhesión al sistema de libertad e Independencia y de mis mejores deseos por la felicidad de la patria, entonces también juré solemnemente defenderla y sostenerla por todos los medios que estuviesen a mí alcance, aun a costa de mi fortuna y de mi propia vida…”

El 13 de junio de 1813, se une a la revolución contra Don Pascual Martínez, gobernador de la Isla de Margarita, comandó las tropas del Norte y dispuso que en cuatro divisiones se dirigiesen a la ciudad, encargando del mando de la vanguardia al subteniente Antonio Anés, quien hizo encerrar a Pascual Martínez en el castillo Santa Rosa, de La Ciudad y ocupó la Sala Capitular; se une al levantamiento del joven Teniente José Rafael de Guevara, toman a La Asunción y Pampatar, liberan al Coronel Juan Bautista Arismendi y lo encargan del movimiento, Gómez es ascendido a Capitán de Granaderos.

En 1815 es detenido bajo acusación de ser amigo de Arismendi, algún tiempo después retorna a la libertad, se acoge al tratado de pacificación del 15 de abril de 1815, como comandante de la división de reserva acompañó al general Juan Bautista Arismendi en la segunda insurrección de la isla de Margarita.
El 25 de septiembre de ese mismo año, estuvo presente en la derrota sufrida por los patriotas en el combate de Santa Ana a manos del coronel Joaquín Urreiztíeta. No obstante, se desquitaría el 16 y el 18 de noviembre en los enfrentamientos de Juan Griego y la Villa del Norte contra el mismo Urreiztieta.

El 25 de enero de 1816, fue derrotado en el combate del castillo de Santa Rosa, posteriormente fue ascendido a teniente coronel como segundo del general Arismendi y cuando éste salió para Barcelona conduciendo tropas margariteñas, quedó encargado del gobierno militar de la provincia.

(Tomado de Verni Salazar en CINCO HÉROES.CUATRO DISCURSOS Y UN MONÓLOGO, 2019).

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