Los Cachos de Marunga: Donde comen dos, comen tres

El amigo y empresario César ”Checha” Fernández gerente de la empresa constructora Roferca, quien incursionó en la política llegando a ser en una oportunidad (que la pintan calva), aspirante a la Alcaldía de Mariño y en otra pretendió la gobernación del estado, cuenta que una vez se reunió con un grupo de amigos entre los que estaba Jesús “Chucho Martillo” Velásquez,  a almorzar en el restaurant Cachicato”. Señala que llegaron al restaurant del popular personaje, local que no tenía el lujo de los que frecuentan ahora – cuando se puede – pero que la calidad de la comida era de primera categoría; serian como las 2:00 de la tarde, por motivos de trabajo no habían podido arribar más temprano; pidieron el tradicional sancocho e’ pescao que tan suculento preparaba Cachicato, siempre de buen humor y haciendo sus ocurrencias. Reciben el pedido para las cinco personas que formaban el grupo, Cachicato se esmeraba en atenciones pues “Checha” Fernández se estaba convirtiendo en el empresario que es hoy en día; Chucho Martillo, quien  controlaba la Comunidad de Indígenas “Francisco Fajardo”, esperando turno el gran José “Joche Patiño”. “- No piensen que Cachicato estaba “jalando bolas” como muchos que se dedican a hacerlo con personajes en ascenso” – agrega Checha.

Había mucha gente en el sitio; en el momento de comenzar a disfrutar el sancocho, se presentó en el local una pareja de jóvenes recién casados a quienes se lo habían recomendado; Cachicato fue a atenderlos y veían como éste gesticulaba para que se quedaran, lo cual logró con su simpática forma de ganarse la clientela. La pareja pidió dos sancochos, estos fueron servidos de inmediato por el propio dueño; hecho eso, Cachicato, llevando un plato vacío en las manos, se acerca a la mesa que compartía Cesar y les dice:

_ ¡Coño Cesar, Chucho, Joche, háganme el favor; ustedes son de la casa, de confianza pues! Mientras hablaba iba sacando de cada plato una pieza de pescado agregando al mismo tiempo: -“Lo que pasa es que se me acabó el pescao y me da lástima con esas criaturas porque solo les puse cardo y vitualla; vamos a ponerle unas posticas. No los vamos a pasar por bolas, ¿Verdad Cesar?”

 ¿Qué podían hacer los comensales si esa era la forma de ser de este personaje que tantas satisfacciones le dio  a la gente de Porlamar y a los que visitaban el local no solo por la calidad y buena sazón de las comidas, sino por  la forma particular de atender a la gente: el gran Cachicato.

…” confórmate con lo que te den”

Misión vivienda.

Tomado del libro: “Ocurrencias de mi gente” de Carlos Mujica “Marunga

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